lunes, 25 de marzo de 2013

Mi confrontación con la Docencia



MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA
Es curioso como a veces la vida da tantas vueltas, o como te presenta la misma oportunidad varias veces y como nos cuesta trabajo aceptarlo, porque nos cerramos a que NO es lo que nuestra profesión nos enseña. Esto fue lo que ocurrió con mi confrontación con la docencia.

Después de leer a José María Esteve en su texto “La aventura de ser maestro”, me hizo recordar los problemas a los que me enfrenté como maestro novato,  no sabía cómo empezar, con algo de ansiedad y que quizá aún no la he podido vencer, quizás con tanto o más miedo de enfrentarme al grupo y de que también se me terminara el tema que había “preparado” y no saber con qué continuar, ya que debía dar todo lo que aprendí en 5 años en apenas 15 días, y a gente mucho mayor que yo. Porque han de saber que mi primera confrontación con la docencia la tuve a escasos 6 meses de haber terminado la carrera, a un grupo de 38 personas que estudiaban la preparatoria abierta. Después de esta primer round, vino la escala a secundaria semiescolarizada, a un grupo de segundo año que dejaron a medio semestre y se me ofreció sacarlo adelante, aquí fue donde inicié mi sendero de como influir en su estado de motivación, que busquen el porqué de las cosas, que no se queden con el "así es porque yo lo digo"

Ser docente hoy es un gran desafío. Implica una profunda especialización, aunque con escasos recursos para realizarla, implica estar atentos a todo lo que suceda alrededor, aunque, a veces, sin posibilidad de dar respuesta a lo que sucede y, por último, implica ser profesional.

El ser maestro de jóvenes es un reto que nos hace enfrentar situaciones imprevistas día con día. Ya que ellos vienen enfrentando trabas de diversa índole: familiares, económicos, psicológicos, de actitud, de salud, etc., mismos que influyen en su forma de aprender. Por eso es necesario estar preparados, para poder ser en un determinado momento un apoyo, un psicólogo, un orientador, un amigo, un confidente, que les ayude a buscar alguna solución a su problemática.

Ser buen profesor no implica manejar cantidad de información, sino distinguir cómo emplear lo que se sabe, cómo acceder o cómo manejar esa información, cómo aprender más y, por sobretodo, como realizar actividades metacognitivas con los conocimientos adquiridos.

La educación y la enseñanza están cruzadas por valores de diversa naturaleza. No solamente porque cada individuo y grupo los entiende de diferente manera, sino porque a la institución escolar se le plantea una contradictoria tarea axiológica. Se le pide que eduque en los valores (solidaridad, paz, tolerancia, verdad...) y que prepare a los individuos para la vida, y la sociedad. Ahora bien, en la sociedad imperan algunos contravalores que configuran su cultura (insolidaridad, violencia, intolerancia, mentira...), existen muchas cosas que aún nos limitan y debemos entender que necesitamos estar en constante actualización si pretendemos ofrecer educación de calidad a nuestros estudiantes.