MI
CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA
Es
curioso como a veces la vida da tantas vueltas, o como te presenta la misma
oportunidad varias veces y como nos cuesta trabajo aceptarlo, porque nos
cerramos a que NO es lo que nuestra profesión nos enseña. Esto fue lo que
ocurrió con mi confrontación con la docencia.
Después de leer a José María Esteve en su texto “La aventura de ser
maestro”, me hizo recordar los problemas a los que me enfrenté como maestro
novato, no sabía cómo empezar, con algo de ansiedad y que quizá
aún no la he podido vencer, quizás con tanto o más miedo de enfrentarme al
grupo y de que también se me terminara el tema que había “preparado” y no saber
con qué continuar, ya que debía dar todo lo que aprendí en 5 años en apenas 15
días, y a gente mucho mayor que yo. Porque han de saber que mi primera
confrontación con la docencia la tuve a escasos 6 meses de haber
terminado la carrera, a un grupo de 38 personas que estudiaban la preparatoria
abierta. Después de esta primer round, vino la escala a secundaria
semiescolarizada, a un grupo de segundo año que dejaron a medio semestre y se
me ofreció sacarlo adelante, aquí fue donde inicié mi sendero de como influir
en su estado de motivación, que busquen el porqué de las cosas, que no se
queden con el "así es porque yo lo digo"
Ser
docente hoy es un gran desafío. Implica una profunda especialización, aunque
con escasos recursos para realizarla, implica estar atentos a todo lo que
suceda alrededor, aunque, a veces, sin posibilidad de dar respuesta a lo que
sucede y, por último, implica ser profesional.
El ser
maestro de jóvenes es un reto que nos hace enfrentar situaciones imprevistas
día con día. Ya que ellos vienen enfrentando trabas de diversa índole:
familiares, económicos, psicológicos, de actitud, de salud, etc., mismos que
influyen en su forma de aprender. Por eso es necesario estar preparados, para
poder ser en un determinado momento un apoyo, un psicólogo, un orientador, un
amigo, un confidente, que les ayude a buscar alguna solución a su problemática.
Ser
buen profesor no implica manejar cantidad de información, sino distinguir cómo
emplear lo que se sabe, cómo acceder o cómo manejar esa información, cómo
aprender más y, por sobretodo, como realizar actividades metacognitivas con los
conocimientos adquiridos.
La educación y la
enseñanza están cruzadas por valores de diversa naturaleza. No solamente porque
cada individuo y grupo los entiende de diferente manera, sino porque a la
institución escolar se le plantea una contradictoria tarea axiológica. Se le
pide que eduque en los valores (solidaridad, paz, tolerancia, verdad...) y que
prepare a los individuos para la vida, y la sociedad. Ahora bien, en la
sociedad imperan algunos contravalores que configuran su cultura
(insolidaridad, violencia, intolerancia, mentira...), existen muchas cosas que aún nos limitan y debemos entender
que necesitamos estar en constante actualización si pretendemos ofrecer
educación de calidad a nuestros estudiantes.